Entre las crestas del lugar, las Viviendas al pie de un volcán despiertan en el paisaje escarpado. Roca y cielo se abrazan, creando un hogar entre la fuerza de la naturaleza. La vivencia se yergue, observando la vida cotidiana. En su mirada, el baile ancestral del fuego dormido e historia del contexto.
“El mundo que habitamos es oscuro y frío si no abrimos los ojos interiores del espíritu a la llama interna de la naturaleza”. César Manrique
